DEL MONTE MORIATH

AL GOLGOTA.

“Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriath, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. Génesis 22:1-19.

....“Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.” Hebreos 10:12 

Abraham había esperado durante cien años el nacimiento de este hijo que daba sentido y futuro a su vida. El joven es para su fe la garantía viviente de la fidelidad de Dios. El cumplimiento de la gloriosa promesa divina que recibió Abraham el día de su llamamiento está relacionado con Isaac: 

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:2-3). Y ahora este Isaac tenía que morir. (1850 a.c.), Precisamente el único hijo del patriarca el portador de la promesa, y lo más terrible era que tenía que morir a manos de su propio padre. 

La biblia dice: Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac; y partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho. Al tercer día alzó Abraham los ojos y vio el lugar de lejos.  Gen 22:3-4.

Pero lo que no muchos saben es que el lugar donde Abraham iba a sacrificar a su hijo que era el monte Moriah, estaba a tres días de camino y  está situado justo delante del monte Sion, y entre ambos ahora forman la explanada del Templo de Jerusalén, y Justamente en una de las laderas del monte Moriah, es donde está también situado el Calvario o Gólgota, el lugar donde fue crucificado Jesucristo. 

También fue allí donde a David se le apareció al ángel que destruiría al pueblo de Jerusalén, por el pecado de David de haber censado al pueblo. “Ese día, Gad fue a ver a David y le dijo: «Sube y edifica un altar al SEÑOR en el campo de trillar de Arauna el jebuseo». Luego de este hecho, David le adquirió por precio justo la tierra en la que vio al ángel y levantó un altar”.  2ª. Sam 24:18 

Y David compro la tierra. La biblia dice: “Pero el rey le respondió a Arauna: —No, sino que insisto en comprarla, no le presentaré ofrendas quemadas al SEÑOR mi Dios que no me hayan costado nada. De modo que David le pagó cincuenta piezas de plata* por el campo de trillar y por los bueyes. Allí David edificó un altar al SEÑOR y sacrificó ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Y el SEÑOR contestó la oración que hizo por la tierra, y se detuvo la plaga que azotaba a Israel”. 2Sa 24:24-25 

Más tarde en el mismo lugar el Rey David encargó a su hijo Salomón que edificara el templo que sustituiría el Tabernáculo. Es por esto que por derecho le corresponde a Israel el lugar Santo, porque como leímos, este mismo lugar fue comprado por el rey David para ofrecer holocausto. 

La biblia dice: “Salomón comenzó a construir el templo del SEÑOR en Jerusalén en el monte Moriah, donde el SEÑOR se le había aparecido a David, su padre. El templo se construyó en el campo de trillar de Arauna* el jebuseo; el sitio que David había elegido.”. 2do. Cro.3:1

El monte Moriah y Gólgota están directamente relacionados entre sí. 3 días que paso Abraham muriendo de dolor y tristeza al saber que iba a sacrificar a su hijo en obediencia a Dios, y que su corazón volvió a vivir cuando Dios le impidió sacrificar a su hijo. De la misma manera tres días estuvo Jesús en el sepulcro y resucitó al tercer día para darnos vida.

Jesús también dijo: Mat.12:40  “Porque, como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra”.

La historia de la prueba de Abraham encierra un misterio. Y es que, se trata de una historia con carácter profético. Es una profecía cuya clave de interpretación nos la ofrece la misma Escritura al conducirnos a los pies de la cruz de Cristo. Así como Abraham no reusó sacrificar a su único hijo, así; tampoco el padre reusó darnos a su hijo unigénito para darnos salvación.

Aquí, en el Gólgota, Dios tomó al Hijo de su corazón y lo sacrificó por nuestros pecados y los pecados de todo el mundo. ¡Esta es la medida del amor de Dios por nosotros! Por eso, ante la contemplación de este sublime sacrificio, dice el apóstol Pablo: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32). 

Ante la visión de este sacrificio al que Dios sometió su propio corazón no se puede dudar más del amor divino. Dios mismo aportó como prueba de su amor la prueba más difícil y gloriosa. 

Queda claro. A través de la simiente de Abraham vino el mesías prometido. y fueron benditas todas las naciones de la tierra por la muerte de Cristo, por el amor tan grande del padre hacia nosotros. Y “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados”. 1 Juan 4:10

BENDICIONES

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