VISITACIÓN DE DIOS

EN BORNEO

 

Por Juan C. Miller

 

Después de muchas horas de viaje, cambios de aviones, diferentes aeropuertos y horas de espera, finalmente llegamos a nuestro destino: Malasia. Estuvimos ministrando allí durante tres semanas.

 

Malasia esta dividida en dos 

 

Malaysia del Oeste y del Este, también conocido como Borneo de Malasia. Los grupos étnicos están compuestos por: malayos, chinos e indios. 

 

Las tribus de aborígenes de aquel lugar, tienen entre ellos a los famosos ex-cazadores de cabezas. Estos tenían por costumbre que todo joven que entraba en su madurez debía traer la cabeza de algún habitante de alguna aldea vecina. Esto sucedió hasta que misioneros llevaron las nuevas del evangelio y grandes cambios se operaron en ellos.

 

TESTIGOS

 

Primeramente tuvimos reuniones en Penang, una península turística de aquella nación, donde pastores y obreros se reunieron en una conferencia. Allí vimos con gran gozo a Dios mover libremente en su medio.

 

Posteriormente, participamos de reuniones en distintas congregaciones. El poder de Dios fue muy manifiesto; liberaciones y manifestaciones de gozo inefable los inundó. Vimos pastores y esposas de pastores, sin contar los muchos que en la congregación estaban borrachos con el vino de su Espíritu.

 

A pesar del tremendo calor y terminar muchas veces con nuestras ropas goteando, nos regocijábamos de ver a Dios alcanzar corazones y renovar vidas. 

 

Desde allí volamos a Borneo, o Malasia del Este. Para sorpresa nuestra, hayamos un espíritu diferente. Luego, cuando supimos lo que Dios había hecho en varias oportunidades entre las tribus dispersas en la jungla, entendimos el por qué. 

 

El Espíritu de Dios se movió soberanamente en la conferencias que agrupó varias iglesias del lugar, compuesta principalmente por chinos. Culmi-namos con una reunión el domingo; lo que allí sucedió deseo compartir con ustedes.

 

Estábamos cantado esa mañana cuando una persona cayó sobre sus rodillas, se tapó los ojos y comenzó a exclamar fuertemente: «Jesús, Jesús». Tanto esta persona como otros vieron a Jesús entrar por la puerta y caminar por el pasillo de aquel auditorio; la gente comenzó a caer en los pasillos. A una persona el Espíritu de Dios le dijo: «Guarda tus anteojos». En el instante que lo hizo el Espíritu vino sobre ella y le indicó que danzara. «¿Danzar yo? No se danzar -pensó-, en los cultos solo he saltado un poquito». Además se había sacado los anteojos y no veía bien. De pronto, el Espíritu la levantó y comenzó a danzar, yendo de un lado a otro, dando toda la vuelta al auditorio, saltando como una gacela, encima de los cuerpos caídos.

 

¡El Espíritu de Dios estaba en ese lugar! Yo fui a uno y a otro y les dije: «Jesús está aquí. Jesús está aquí». Estos llorando me decían: «Lo sé, lo sé, acabo de verlo, Jesús está aquí». 

 

Mi padre que estaba ministrando junto conmigo, comenzó a profetizar sobre aquella nación. Mientras él lo hacía, la persona que había danzado como una gacela con anterioridad, corrió hacia la plataforma y, bajo el poder de Dios, comenzó a agitar sus manos de un lado hacia el otro. Luego nos contó que veía la bandera de Malasia, que Dios se la había puesto en la mano con un asta de más de un metro.

 

Ella la meció durante todo el tiempo que la profecía fue dada. Luego quedó en el piso bajo el poder del Espíritu de Dios hasta finalizada la reunión. La unción y el poder de Dios esa mañana era muy real en medio de aquel pueblo.

 

BORNEO

 

Más tarde continuamos nuestro viaje hacia el interior, donde pudimos ver más de cerca la influencia de las tribus. Allí tuvimos la oportunidad de visitar un «Longhouse» -casa larga- que mide entre 200 a 250 metros de largo y alberga entre 200 y 250 familias; cada familia en su casita dentro de la gran casa. Se hallan elevada del piso mas o menos tres metros, por causa de los animales salvajes y el agua. 

 

Fue en Borneo que hallamos el por qué a la apertura espiritual en aquel lugar, diferente de lo que hallamos en Malasia del Oeste. Algunas de las tribus aborígenes del lugar conocieron varios avivamientos, donde milagros y señales acompañaron esos moveres de Dios. El primer mover que conocieron fue en los años 40.

 

Una tribu, los Lung Bawang, en Borneo, despreciada por el resto de las tribus, vivía prácticamente borracha, cien días de cada año estaban bajo la influencia del alcohol. Un libro que narra cómo Dios intervino a favor de ellos, se titula «Borrachos antes del amanecer». Esta tribu llegó a tal degradación que los hombres, después que se prohibió la caza de cabeza, se dedicaron a la bebida. Los únicos sobrios, decía el reporte del gobierno «eran los perros». El descuido hizo que vinieran plagas y pestes. Esto los llevó casi hasta el exterminio, entonces, Dios intervino. Los tremendos cambios que el cristianismo trajo a estos desahuciado, ha hecho de ellos, hoy, una de las tribus que tiene el más alto porcentaje de profesionales.

 

En el año 73 otro soberano mover de Dios comenzó en una escuela secundaria entre un grupo de jóvenes, en un lugar llamado «Bario». Allí este grupo de jóvenes se juntaba por la noche para orar, unas horas después de las clases. Inspirados también en el libro «Como un viento recio», creyeron que Dios podía mover también soberanamente entre ellos. Oraron: «Dios si tu lo hiciste en Indonesia, puedes hacerlo aquí también». 

 

Y la respuesta llegó desde los cielos. Un profundo arrepentimiento, acompañado de clamores y gemidos, los inundó. La convicción era tal que aún las cosas más pequeñas para ellos eran grandes, tales como contestar mal o llegar tarde a las clases, era visto como algo terrible a los ojos de Dios. Los profesores estaban muy molestos al principio, especialmente porque pasaban toda la noche en oración y pronto tendrían que enfrentar los exámenes finales. El Espíritu de Dios comenzó a traer convicción entre los profesores, hasta que ellos también comenzaron a clamar a Dios. Esto que comenzó con un grupo de 20 o 30 personas se desencadenó en un avivamiento tan grande que aun puede leerse de ello en los archivos del gobierno.

 

Tuvimos una entrevista con un testigo de aquel mover, y nos compartió las preciosas cosas que sucedieron allí y en su propia vida. Nos decía cómo cuando Dios trajo perdón y reconciliación muchos escribían cartas pidiendo perdón. Cuando llegó el tiempo de los exámenes los jóvenes pasaron con todos los honores. También cuando llegó el tiempo de las vacaciones de fin de año, repentinamente y sin explicación, el gobierno mandó a esa escuela una cantidad de dinero como compensación a los profesores, cosa que nunca se dio antes ni después. Los profesores con el dinero pudieron regresar a sus casas y visitar también otros pueblos, de esta manera el avivamientos se extendió a través de ellos a otros lugares. «Bario» en el idioma de ellos significa «viento», y fue el viento del Espíritu de Dios que sopló sobre muchos.

 

Los jóvenes que volvieron a sus aldeas llevaron consigo el fuego del Espíritu afectando aun a otras tribus. Dios les dio palabra de conocimiento. Muchas veces tomaban a sus familiares por las manos y les describían sus pecados, exhortándolos al arrepentimiento, indicándoles a menudo dónde guardaban algún talismán o cualquier objeto de brujería; éstos arrepentidos caían sobre sus rodillas clamando a Dios. Permanecían allí desde la mañana temprano hasta la tardecita, muchas veces por varios días, hasta que la tribu entera se volvía a Dios. 

 

Durante ese avivamiento presenciaron muchos milagros. Cuando el Espíritu de Dios les indicaba ir a alguna de las aldeas, luego de viajar por largas horas y la noche caía sobre ellos en medio de una tierra con vegetación exuberante, delante de ellos se les aparecía una luz fosforescente, transparente que alumbraba dos o tres metros a su alrededor. Los animales salvaje no los molestaban y esa luz iba delante de ellos acompañándolos. Cuando entraban en la aldea la gente quedaba asombrada, y cuando le contaban lo que Dios había hecho un avivamiento brotaba en ese lugar. En cada pequeña aldea donde estos corazones encendidos llegaban, el fuego del avivamiento las abrazaba.

 

En otra ocasión, un grupo de jóvenes a los cuales el espíritu de Dios les indicó visitar cierta aldea, a la cual también deberían llegar luego de transitar por la noche los tenebrosos caminos de la selva, el espíritu de Dios les dijo que tomaran ramas u hojas, ellos así lo hicieron; cuando rompieron la rama de algún árbol ésta se convirtió en una luz en sus manos. Los que presenciaron tal milagro pensaron que cuando la gente de la tribu viera aquella luz quedaría sumamente afectada, pero para su asombro cuando llegaron la luz se desvanecía.

 

NUEVOS MOVERES

 

En diciembre de 1973, en el pueblo llamado Ba kelalan, durante una reunión la gente comenzó a caer bajo el poder y hablar en otras lenguas. Una mujer, esposa de un jefe de la tribu, estaba lista para dar a luz, ella cayó bajo el poder y permaneció así por dos días; cuando ella volvió en sí dio a luz su hijo en perfecta condición. Muchas aldeas fueron testigos de la gran visitación del Señor. 

 

Luego que experimentaron la convicción del Espíritu Santo y arrepentimiento, fueron inundados por una ola de gozo inefable; comenzaron a saltar gritar y reír. Cuando los misioneros vinieron eso dijeron: «Eso no es de Dios». Durante la conferencia de pastores que tuvimos ni bien arribamos a Malasia, hablamos con una persona que había sido testigo de aquel mover de gozo en los año 73, nos dijo lo siguiente: «Recién ahora entiendo acerca del gozo y de la risa porque, entonces, aquello que experi-mentamos, los misioneros lo sofocaron. Pero estos días, escuchando y viendo lo que Dios ha hecho en medio nuestro, puedo entender lo que pasó entonces».

 

En los años 1984-1985 Dios nuevamente volvió a derramar de su gracia sobre esa tierra. Señales extrañas acompañó este nuevo mover. Dios levantó a un profeta de en medio de ellos y su palabra se dejó escuchar. Las señales que se suscitaron allí llegó a los oídos de un reportero del diario principal de Malasia. Éste con helicóptero se trasladó hasta aquel lugar para burlarse y echar por tierra todo. Durante su estadía allí fue un testigo ocular de grandes señales en los cielos, de las cuales tomó fotos y, consecuentemente, se dieron a publicidad a través de dicho diario.

 

El 20 septiembre del 1984 un ángel se les apareció y les indicó que se juntaran en una pequeña colina. LLevaron consigo una lata de unos veinte litros con agua, pusieron también otra lata grande con unos granitos de arroz, se separaron unos metros y comenzaron a orar. El agua se tornó en aceite, y los granos de arroz en harina. Tengo fotos de los panes milagrosos que ellos hicieron luego con esa harina. Esto ocurrió reiteradas veces.

 

El 9 de abril del 1985 nuevamente vino la palabra profética que a determinada hora Dios mostraría una señal, una bola de fuego circundo los cielos por varias horas. El 9 de mayo sucedió nuevamente, esta vez fue visto por trescientas personas. Una bola de fuego que al son de la canción que entonaban se movía rítmicamente, y cuando el ritmo de la canción cambiaba esa bola de fuego seguía el perfecto ritmo de la canción que estaban cantando. A veces aparecía en la montaña y otras veces quinientos metros delante de ellos.

 

El 25 de mayo otro grupo de trescientas personas subieron a la montaña a orar, mientras ascendían veían una persona arriba con las manos extendidas, vestida de blanco, se paseaba en el monte, rodea de un coro angelical. Cuando éstos llegaron al lugar indicado lo hallaron todo cubierto de arbustos; no había suelo en el cual se pudiera caminar libremente.

 

En 15 de julio 1985 hubo mas de mil persona reunida, Dios les dijo que les mostraría su señales, y aparecieron bolas de fuego en el cielo.

 

Los brujos y hechiceros tienen una influencia muy grande allí. Uno de sus brujos tratando de mostrar cuanto más poderoso era que el Dios de estos cristianos, tuvo que rendirse y aceptar que hay sólo uno mayor que todo poder de oscuridad y ese es Dios. La conversión de este brujo abrió las puertas para que muchos de aquella región entregaran su corazón a Cristo.

 

Señales tras señales dieron testimonio del poder de Dios manifestado a ese pueblo, tales como fuego descendiendo sobre un monte y dejando una cruz en el mismo, devorando toda vegetación a su paso.

 

Entre tantas fotos tomadas durante ese tiempo hubo una ampliada donde claramente aparecen ángeles tocando la trompeta. Estuvimos almorzando con el secretario del ministro de agricultura y nos permitió tomar varias fotos de los maravillosos eventos que se dieron lugar en aquella época.

 

LOS CIELOS ESCRITOS

 

Su mano no se ha acortado para seguir llamando a los corazones de aquellos que son y serán suyos. En el año 1990 un grupo de jóvenes de una escuela fueron acompañados por su profesora a un campamento. El lugar donde se congregaron fue cercano a una playa. Luego de cambiar de planes por inconveniente surgidos con el micro en que viajaban, se asentaron en un solitario lugar; oraron y pidieron a Dios que santificara aquel lugar. Cuando se juntaron para cantar y orar el espíritu de Dios vino sobre una de las profesoras invitando a los corazones a arrepentirse.

 

El Espíritu trajo convicción al corazón de esas adolescentes, quienes pasaron adelante y se postraron y pidieron a Dios perdón por sus pecados. Momentos después una de las jóvenes dijo que a las dos de la mañana el Señor se manifestaría a ellas. Pusieron toda actividad de lado, aun la comida, y guardaron sus corazones en actitud de oración hasta las dos de la mañana. La casa donde estaban quedando miraba hacia la playa; la noche era oscura; no había luna. A las dos de la mañana el cielo comenzó a aclarar como si estuviese amaneciendo, cada vez más claro.

 

Apareció una nube, luego otra y otras más, comenzaron a moverse y a formar letras, luego palabras y hasta frases. La primer palabra que apareció, muy grande en el cielo, fue «gozo». Luego las nubes se movían otra vez y se formaba otra palabra «amor»; después «paz», «te amo». Las chicas gritaban, reían, lloraban, no sabían qué hacer. Dios les estaba diciendo que las amaba. «Cristo viene pronto» fue una de las tantas frases que vieron escrita en los cielos; como así también apareció un trono inmenso que cubría todo el lugar, y arriba del trono una corona. Vieron también un libro abierto y una mano que se movía con una pluma de escribir. Después apareció el rostro inmenso de un anciano con barba, perfectamente se veía el rostro y las lágrimas que caían, y debajo escrito «Ve predica el evangelio».

 

También vieron una inmensa espada agitarse en los cielos. El grupo estaba sumamente convulsionado con todo lo que había sucedido. No durmieron aquella noche, siguieron cantando, alabando y gritando. La mayoría decidió bautizarse al próximo día. Cuando la primera de las jovencitas entró en el agua, el resto de ellas comenzó a gritar y apuntar hacia arriba. La profesora miró haia el cielo, en pleno día las nubes habían formado un inmenso libro y una mano con una pluma que permanecía quieta. Cuando la joven María salió de las aguas la mano comenzó a escribir en el libro. Así ocurrió con cada una de las que se bautizaron. 

 

Malasia ha visto la soberana obra de Dios, principalmente entre las tribus, pero ahora ha llegado el tiempo a otros grupos étnicos que conforma esa nación. Creo firmemente que escucharás aún más sobre este país.

 

Cuantas más cosas se podrían compartir de la gracia de Dios sobre esa nación, hechos que hablan de la misericordia de Dios derramada hacia el corazón del hombre y su protección sobre sus hijos, pero para ello se necesitaría mucho papel. Espero que este corto reporte pueda inspirar tu fe y alabanzas a ese magnifico redentor, «Jesús». 

 

OTRO TESTIMONIO DE BORNEO

 

El Dr. Arthur Mouw fue un pionero de la Alianza Cristiana y Misionera en Borneo. Todo su ministerio entre la tribu Dyak de aquella isla constituye una historia de fe, sufrimiento y demostraciones de poder, seguidas de más sufrimientos y más manifestaciones poderosas. Fue Dios quien hizo todas aquellas cosas mediante los modestos pasos de obediencia de Mouw y de la mayoría de sus conversos.

 

Bajo el ministerio de Arthur Mouw, el evangelio había dividido a los dyak. Algunos seguían al misionero, en tanto que otros continuaban con el médico brujo indígena. En cierta ocasión, mientras Mouw se hallaba fuera, el jefe reunió a los principales dirigentes de su aldea y a todo el pueblo.

 

Les dijo: «Siempre hemos seguido a los espíritus de los cerros, los ríos y las selvas, hasta que la gente de Jesús vino a vivir entre nosotros. Ahora somos un pueblo dividido. ¿Quién es Dios? El hombre-espíritu dice que los verdaderos dioses son las divinidades y los espíritus a quienes siempre hemos adorado; la gente de Jesús dice que sólo Él es Dios. Hoy vamos a saber quién es Dios en verdad. Voy a organizar una competencia entre los dioses, y aquel que sea capaz de hacer frente al desafío será el que sigamos».

 

Los líderes y el pueblo se mostraron de acuerdo, y el jefe preparó el escenario de la ordalía. Llevó al médico brujo tradicional a una de las más grandes viviendas comunales, que medía unos diez metros de altura y treinta de longitud, y luego pidió que se presentara un dirigente de la gente de Jesús. Hicieron pasar al frente a un joven creyente. Esto en sí no era normal para su cultura: el hecho de enfrentar al maduro, más sabio y respetado profesional religioso con un joven, y por si fuera poco un nuevo creyente. A continuación, el jefe dio a cada uno de los dos un huevo fresco y les dijo:

 

«El verdadero Dios preservará el huevo de su siervo, y todos seguiremos al Dios que manifieste su poder. Cada uno de vosotros debe lanzar el huevo por encima de la casa, y el Dios verdadero no permitirá que su huevo se rompa».

 

El brujo hizo sus ritos acostumbrados y luego lanzó el huevo por encima de la vivienda comunal. En el extremo más alejado de la misma, los ancianos contemplaron como éste se rompía en mil pedazos.

 

Entonces, el joven levantó su corazón a Dios y oró diciendo: «Te ruego que manifiestes que tú eres el Señor, el Creador del cielo y de la tierra. Muestra a todos éstos que Jesús es tu Hijo. Haz que cada uno de ellos vea que nosotros somos tus siervos y que hablamos tu Palabra en tu Nombre».

 

Una vez terminada la oración, lanzó su huevo sobre la casa comunal, y este cayó al otro lado de la misma y botó como si fuera una pelota de goma, sin que la cáscara se agrietase siquiera.

 

«¡El Dios Jesús es el verdadero Dios!», gritó el jefe. «¡Todos le seguiremos!» Y así lo hicieron.

 

Fuente: Peniel de argentina

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Comentarios: 2
  • #1

    ROCIO LOPEZ (jueves, 12 enero 2017 11:50)

    HOLA DIOS LES BENDIGA
    QUE IMPRIONANTE ES NUESTRO DIOS EL ES EL MISMO DE AYER DE HOY Y POR LOS SIGLOS. GRACIAS ESTA PAGINA ES UNA ENORME BENDICION PARA EL PUEBLO DE DIOS

  • #2

    Rafael guerra (martes, 25 abril 2023 16:42)

    Excelente lo que Dios hizo y lova a ser de nuevo muy pronto. Muy pronto...

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