Los peces en las escrituras

 

Dice la Escritura: “Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos”. (Lc. 24:42, 43).

 

“Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar. Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió” (Jn. 21:9-11).

 

La pesca en el mar de Galilea y en el río Jordán era una industria gigantesca. Durante su exilio en Egipto, los israelitas aprendieron a valorar el pescado del mar Rojo. Para el pueblo del Antiguo Testamento había leyes dietéticas precisas para el pescado. Como dice Levítico 11:9-12: “Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis sus cuerpos muertos”.

 

Hoy sabemos que el pescado es bajo en colesterol y contiene grasas saludables polisaturadas. Ya que en los tiempos bíblicos sólo se podía preservar el pescado salándolo, la mayoría de las personas lo comían fresco, lo que constituía una fuente maravillosa, rica en proteínas, potasio, vitaminas y minerales con sólo una cantidad moderada de sodio. Ahora sabemos también que el pescado:

 

• Adelgaza la sangre

• Protege a las arterias de daños

• Inhibe los coágulos en la sangre

• Disminuye los triglicéridos en la sangre

• Reduce el mal colesterol

• Disminuye la presión arterial

• Reduce el riesgo de ataques al corazón y ataques de apoplejía

• Alivia los síntomas de la artritis reumatoidea

• Reduce el riesgo del lupus

• Alivia la migraña y los dolores de cabeza

• Combate la inflamación

• Ayuda a regular el sistema inmunológico

• Inhibe el cáncer en animales y posiblemente en humanos

• Alivia el asma bronquial

• Combate las enfermedades del riñón en su etapa inicial

La clave de los poderes curativos del pescado se encuentra en los ácidos grasos del omega tres. Estos se encuentran particularmente concentrados en los peces de agua fría tal como las anchoas, el pez plateado, arenque, trucha, caballa, pez espada, esturión blanco, atún, salmón y sardinas. Por más de 200 años se ha prescrito el aceite de bacalao para un buen número de dolencias, incluyendo reumatismo y artritis, porque se creía que el aceite lubricaba las articulaciones. Pero no fue hasta 1985 que los doctores que escriben la publicación New England Journal of Medicine, recomendaron que quienes padecen de artritis pueden beneficiarse comiendo pescado una o dos veces por semana.

 

En el caso de la artritis, por ejemplo, los aceites omega tres «sí lubrican» las articulaciones reduciendo la dolorosa inflamación. El Instituto Nacional de Artritis y de las Enfermedades de la Piel, Músculo y Esqueleto, dicen que «los aceites incuestionablemente son agentes antiinflamatorios». La investigación llevada a cabo a través del Instituto demostró que estos aceites bloqueaban la formación de algo llamado «leucotrieno B4», el cual desencadena la inflamación. El Instituto reportó que se descubrió después de prescribir aceites, que existe «...una correlación significativa entre el descenso del leucotrieno B4 y la disminución en el número de articulaciones sensibles».

 

Otro investigador del Albany Medical College de Nueva York, confirmó estos descubrimientos. El doctor Joel M. Kramer, un profesor asociado de medicina observó que pacientes que recibieron omega tres en cápsulas diariamente durante catorce semanas, sufrieron mucho menos dolor que antes del tratamiento con aceite. Su vigor también mejoró. Las tres cápsulas eran equivalentes a la cantidad de aceite contenida en una comida promedio con salmón o una lata de sardinas, no obstante el dolor se alivió significativamente por varios días después que concluyó el período de tratamiento con omega tres.

 

El lupus eritematoso sistémico, otra enfermedad inflamatoria que ataca la piel, también reaccionó positivamente al tratamiento experimental con aceite de pescado, conllevando a un investigador de la Universidad de Harvard a proclamarlo como «el efecto protector más impactante jamás visto».  El aceite de pescado fue una vez motivo de risa entre muchos nutricionistas.  Nadie se ríe hoy respecto al poder curativo del pescado.  La alimentación a base de pescados o mariscos parece incluso ofrecer protección en contra de asesinos como las enfermedades del corazón y el cáncer.  La razón es que los aceites naturales que se encuentran en el pescado parecen reducir la producción excesiva en el cuerpo de un par de sustancias hormonales llamadas prostaglandinas y leucotrienos.

 

Las prostaglandinas y los leucotrienos demasiado activos pueden causar coágulos en la sangre, inflamación y serios malfuncionamientos en el sistema inmunológico.  Los aceites de omega tres detienen estas reacciones destructivas antes de que queden fuera de control, algo que es crítico en la prevención de enfermedades del corazón, el asesino número uno de la actualidad.  Hay tres villanos al acecho en lo profundo de nuestros cuerpos que pueden causar ataques al corazón y de apoplejía.  Ellos son la placa que puede obstruir las arterias y restringir peligrosamente el flujo de la sangre; la acumulación de plaquetas, de residuos pegajosos de glóbulos rojos, que se agrupan y forman coágulos; y los súbitos e inexplicables espasmos de los vasos sanguíneos que pueden hacer que el corazón no funcione bien o que se le suspenda el flujo de sangre al cerebro, causando ataques.

 

Estudios con el aceite de pescado demuestran que hace maravillas al reducir o eliminar estos tres riesgos.  Las personas que comen grandes cantidades de pescado parecen tener la sangre más delgada, la cual es menos propensa a coagularse.  El aceite de omega tres también reduce los triglicéridos y el colesterol peligroso, y eso, dicen los expertos, puede ser porque el pescado es un aliado poderoso en la batalla  contra las enfermedades del corazón.

 

Como un dato curioso, los esquimales comen diariamente cerca de trece onzas de pescado y mariscos ricos en omega tres y raras veces sufren de ataques al corazón.  Lo mismo es cierto de los pescadores japoneses y sus familias quienes consumen un promedio de por lo menos siete onzas de pescado al día.  Los científicos noruegos descubrieron recientemente que una dieta de tres onzas de caballa al día, adelgaza la sangre en unas seis semanas, reduciendo significativamente el riesgo de coágulos en las arterias, ataques al corazón y de apoplejía.

 

En Bretaña, un estudio que involucró a cientos de participantes reveló que esos con una dieta fuerte en pescado desarrollan altas concentraciones de buen colesterol, más incluso que las dietas vegetarianas.  Lo mejor de todo es que tal vez no se necesite tanto pescado para combatir las enfermedades del corazón.  Investigadores de la Universidad de Leiden en Holanda, estuvieron monitoreando a los residentes de un pequeño poblado que comían sólo una onza de pescado a la semana.  Los resultados fueron asombrosos.  El riesgo de enfermedades del corazón en el grupo de estudio fue 50% menos que entre esos que no comieron pescado para nada.

 

Expertos advierten que la hipertensión o presión alta, es la luz roja que nos advierte que nuestra vida se encamina hacia un ataque al corazón como un tren desbocado.  Ellos dicen que para hacerle un alto, ¡es necesario controlar la presión sanguínea!  El Instituto Central para Investigación Cardiovascular en Berlín, llevó a cabo un estudio con 24 hombres que tenían la presión ligeramente alta.  Por dos semanas, la mitad del grupo se comió diariamente dos latas de siete onzas de caballa, que en Estados Unidos se conoce como mackerel, y siguieron con tres latas por semana por los ocho meses siguientes.  Se escogió este pescado por su alto contenido en aceite de omega tres.

 

¿Y cuál fue el resultado?  Entre más altos eran los niveles de los ácidos grasos  en la sangre, más descendió la presión sanguínea.  La conclusión: Que un mínimo de sólo tres onzas de mackerel a la semana disminuyen la presión en un 7% y eliminan la necesidad de medicamento.  Los aceites de pescado parecen ser muy importantes en la lucha contra el cáncer.  El doctor Rashida Karmali de la Universidad Rutgers dice que las prostaglandinas demasiado activas que pueden causar problemas del corazón, también están presentes en la mayoría de los cánceres.

 

Estudios estimulantes realizados en Rutgers y en otros lugares indican que los aceites de pescado son altamente efectivos para reducir esa producción excesiva.  Y una vez se reduce la alta concentración de estas molestas prostaglandinas, también disminuye el riesgo de cáncer en el seno, la próstata, pulmones y colon.  Las mujeres esquimales y japonesas, por ejemplo, comen grandes cantidades de pescado y raras veces sufren de cáncer en el seno.

 

Según un grupo de investigadores de la Universidad de Cincinnati, los que padecen de jaqueca, también pueden encontrar alivio en los aceites de omega tres.  De esos que tomaron parte en ese estudio, 60% informó que sus jaquecas crónicas fueron menos severas y que en seis semanas su frecuencia se redujo a la mitad cuando tomaron cápsulas de aceite.  El número promedio de ataques descendió a dos en una semana y luego a dos cada dos semanas.  Por alguna razón, los hombres parecieron beneficiarse más al añadirle aceites de pescado a la dieta que las mujeres.

 

Un cambio en la dieta en la cual el omega tres reemplazó a las grasas animales, también disminuyó dramáticamente la tasa de deterioramiento en personas que sufrían de enfermedades del riñón en su etapa inicial.  El aceite de pescado además puede ayudar a las mujeres que sufren de cólicos premenstruales.  Estos se desencadenan aparentemente por las mismas prostaglandinas demasiado activas que son la causa de tantos otros problemas.

 

El asma parece ser otra de esas enfermedades inflamatorias en las cuales los leucotrienos quedan fuera de control y causan constricción bronquial.  El añadirle aceites de pescado a la dieta ha proporcionado un alivio asombroso en muchos casos, una vez más por extinguir la producción de los leucotrienos.

 

En otro estudio, la condición de dos tercios de pacientes con soriasis mejoró después de comenzar a tomar aceite de omega tres.  Los aceites parecen moverse rápidamente en la sangre y hacia la superficie de la piel.  Entre más aceite llega a la epidermis, mayor es la mejoría.  ¿Se acuerda del viejo dicho de que «el pescado le hace más inteligente?»  Aunque los expertos dicen que no es cierto, la realidad es que los ingredientes en el pescado y en los aceites de pescado le ayudan a aumentar su potencial, especialmente cuando está fatigado y sus energías mentales han descendido.  El secreto en esta ocasión, no es tanto el aceite en el omega tres, sino un químico natural en el pescado llamado tirosina.

 

La doctora Judith Wurtman, jefe del grupo de investigación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, descubrió que el pescado y los mariscos contienen un alto potencial de aminoácidos.  Aparentemente estimula el cerebro para que produzca norepirefrina y dopamina.  Estos son los neurotransmisores que necesita el cerebro para mantenerse funcionando al máximo de su eficiencia.  Y eso nos hace sentirnos más alertas.

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