Henry Parsons Crowell

(1855–1943)

fue un filántropo cristiano  que fundó Quaker Oats Company. Nacido en una familia acomodada (y después de haber heredado una gran suma después de la muerte de su padre a los 36 años), Crowell trabajó duro y honestamente, aunque probablemente podría haber vivido muy bien de lo que había heredado. Él vio todo lo que tenía como mayordomía de Dios y, por lo tanto, trató de honrarlo con su riqueza.

El padre de Henry Crowell murió de tuberculosis cuando él tenía 9 años de edad y eso fue devastador. Por eso se lleno de temor al contraer la misma enfermedad a los diecisiete años. Parecía estar muriendo, cuando lo invitaron a una cruzada evangelística de D.L. Moody en Cleveland, Ohio.

Al escuchar la conocida frase de Moody: “El mundo todavía no ha visto lo que Dios puede hacer con un hombre completamente consagrado a Él”. Crowell decidió convertirse en un hombre de Dios.

Al orar esa noche, él pensó: “Yo puedo hacer suficiente dinero como para sostener a varios hombres como Moody”, y esa noche oro así: “Señor, si tienes a bien darme sanidad, yo usaré todas mis habilidades para hacer mucho dinero y sostener tu obra. Algunos meses más tarde, Henry sintió que Dios le concedía su oración y fue sano. Crowell venció la tuberculosis a una edad temprana (la misma enfermedad de la que murió su padre). 

Después de viajar por el país para ayudar a combatir la enfermedad, su familia finalmente se estableció en Chicago. Al año ya estaba invirtiendo los bienes de su familia, y pronto les compró una estancia con un molino a unos cuaqueros (un grupo de cristianos protestantes, pacifistas, con costumbres severas y fuerte exaltación religiosa), que por aquel momento eran respetados por su santidad. Pensó que eso sería una linda marca para su empresa. Así comenzó la compañía Quaker, hoy una de las empresas de avena, cereales, pastas y galletas más reconocidas y respetadas del mundo.

Henry Crowell Compró Quaker Mill en 1881 y se casó con su primera esposa, Lillie, un año después. Lillie murió repentinamente apenas dos años y medio en su matrimonio, después de dar a luz a su primer hijo, una hija a la que llamaron Annie. En 1888, se casó con Susan Coleman y juntos tuvieron una poderosa influencia en los demás para Cristo.

Su conversión

Cuando Crowell era niño, su familia asistió a la Segunda Iglesia Presbiteriana en Massachusetts. A su padre le preocupaba cómo su gran riqueza afectaría a sus hijos, por lo que desde muy joven les enseñó valores eternos que pondrían los valores terrenales en su perspectiva adecuada. Crowell tenía solo 9 años cuando su padre murió y la pérdida lo presionó a aceptar su propia fe en Dios. Entonces, habiendo hablado con su pastor, él confió en Cristo. Después de escuchar la predicación de DL Moody, Crowell oró: “No puedo ser un predicador, pero puedo ser un buen hombre de negocios. Dios, si me dejas ganar dinero, lo usaré a tu servicio.

Su pasión por Dios

A lo largo de su vida, Crowell tuvo un hambre apasionada por Dios y su palabra. Buscó al Señor a través de las diversas luchas familiares y comerciales que soportó. Junto con su esposa, Susan, eran conocidos no solo por su riqueza financiera, sino también por sus fuertes creencias cristianas. Compartieron el evangelio con otros en el contexto de sus negocios y círculos sociales. De hecho, numerosos gigantes corporativos profesaron fe en Cristo debido a su influencia compartida.

Sus contribuciones

A la muerte de Dwight Moody en 1899 dejó al Instituto Bíblico Moody (MBI) al borde de la ruina financiera. Durante 40 años, Crowell se desempeñó como presidente de la Junta del Instituto Bíblico Moody, y ayudó a dotar económicamente a la escuela (de hecho, la universidad nombró a su Crowell Hall de 12 pisos como su nombre). Él y su esposa apoyaron a más de 100 organizaciones evangélicas de ideas afines a través de Henry Parsons y Susan Coleman Crowell Trust. También enseñó nuevos métodos de comercialización y comercialización que todavía se usan hoy (de hecho, introdujo la idea de que los humanos, no solo los caballos, pueden comer avena). Muchos de sus colegas consideraron altamente su trabajo ya que demostró ser un hombre de negocios extraordinario.

Actualizó la antigua Asociación Moody Colportage y creó la Moody Press, utilizando su conocimiento de marketing para vender libros. Luego se movió para crear una revista mensual y finalmente empujó al Instituto a liderar el camino en una nueva tecnología pionera: la transmisión de radio. También proporcionó apoyo financiero para la publicación de The Fundamentals a partir de 1909, sentando las bases para el fundamentalismo cristiano.

En los siguientes años, Henry destinó entre el 60 y el 70 por ciento de sus ingresos a la obra del Señor. Crowell murió en 1943 a la edad de 82 años después de haber regalado aproximadamente el 70 por ciento de sus ingresos durante más de 40 años. 

Fue uno de los empresarios cristianos más ricos e influyentes de Chicago en ese momento. Cuanto más dinero regalaba, más prosperaba. Su vida retrata poderosamente a alguien que confía en Dios con todo lo que es y tiene.

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