DESCUIDO O IGNORANCIA

 

Desde tiempos ancestrales, los pecados cometidos por la humanidad les han proporcionado a los demonios un conocimiento profundo de las debilidades humanas que durante miles de años han adquirido. Recordemos que ellos no duermen ni mueren. Entendemos que son espíritus incorpóreos, y que constantemente están buscando cuerpos donde morar para continuar su obra de destrucción.

 

Podemos deducir que las puertas utilizadas por los demonios para oprimir o poseer a personas no han variado mucho, y solo las han adecuado a los nuevos tiempos que estamos viviendo. Lo que para nosotros es una novedad tecnológica para cometer pecado, para los demonios es solo una herramienta más que utilizan para atrapar, oprimir y esclavizar a las personas.

 

Ignorancia o descuido. 

 

La mayoría de los cristianos de hoy, ignoran la naturaleza de los espíritus malignos y de cómo operan.  En muchas congregaciones este es un tema que ni siquiera se menciona.

 

Los líderes de estas congregaciones eligen evitar, o ignorar el tema por miedo a "meterse en cosas que están más allá de lo que ellos pueden entender". El resultado de esta ignorancia u omisión, es una vida de tormentas y aflicciones en los congregantes que luchan sin saber de dónde procede todo, y así; el pueblo es destruido por falta de conocimiento.

 

Una de las presentaciones más nocivas que se enseñan como verdad de Dios, es que nosotros los cristianos no debemos preocuparnos con pensamientos de que un demonio, o demonios pudieran ser la causa de nuestros problemas. Esto se predica en muchas congregaciones, y este tipo de enseñanzas le proporciona a Satanás, "un camino recto y limpio para maquinar como destruir libremente a cristianos que viven espiritualmente descuidados” trayendo a sus vidas opresión, temor, tormento mental, celos, odios, soberbia, lujuria, impureza sexual, orgullo, adicciones, ansiedad, depresión, y muchas otras formas de esclavitud espiritual.

 

La biblia dice: ¡Estemos alerta! “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”. (2da. Cor.2:11).

 

Cuando practicamos lo malo, sabiendo lo que estamos haciendo abrimos una puerta, y, en consecuencia satanás eventualmente envía uno de sus demonios que sea compatible con ese pecado en particular y viene a morar entre nosotros. Y cada vez que cometemos el pecado sin arrepentirnos ese espíritu aumenta su influencia y control en nuestra vida, haciendo de ese pecado una fortaleza.

 

En este punto. La personalidad del demonio se va familiarizando y mezclando con la de su víctima. Ellos logran pasar desapercibidos escondiéndose entre el carácter y las emociones de la persona, de donde ejercen sutilmente un mayor control.

 

Nos llegó a suceder; que en algunas ministraciones había momentos que no sabíamos con quién estábamos tratando, si con la persona o con un demonio, hasta que el Espíritu Santo nos revelaba la identidad. Tenemos que recordar que los demonios son, "unos genios y son espíritus". Los demonios fueron creados con inteligencia y ellos la usan orientada hacia el mal, para expresar sus deseos pervertidos a través de nosotros.

 

Casas limpias para habitar

 

Estos espíritus son enviados por Satanás y cada uno tiene su propia personalidad. Son seres vivos, inteligentes, y con sus propias agendas. Los demonios son espíritus territoriales, violentos y perversos. Los demonios oyen, hablan, ven, obedecen, piensan, conocen, y buscan casas limpias para habitar.

 

Ellos buscan apropiarse de nuestros cuerpos para convertirlos en sus agentes. Y aún se posesionan de cuerpos de animales "como el ejemplo del endemoniado gadareno". Como son territoriales también se apropian de lugares y objetos para poder actuar en el mundo. (Actualmente como evidencia existen infinidad de videos grabados con verdaderas manifestaciones demoniacas que circulan en las redes sociales) 

 

Bien dijo el Señor. “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla.  Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa”. (Mat.12:43-45)

 

Los demonios consideran los cuerpos de las personas como sus casas donde morar.

 

Cuando una persona le entrega su vida a Cristo, el demonio que lo incitaba a pecar sale, y se aparta. Ahora el que viene a morar es el Espíritu Santo. Como dice Jn.14:17 “…es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros”.

 

Entonces; cuando la persona se congrega y se entrega al estudio de la palabra, él Espíritu Santo empieza a redargüir y lavar la conciencia, trayendo una limpieza al corazón y una renovación a la mente. De esta manera; el cuerpo y alma de la persona que es la casa, queda limpia, barrida y arreglada. Cumpliéndose así, lo que Jesús dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Jn 15:3

 

“…así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra Efes.5:26.

 

“Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” (vs. 16)

 

El peligro de volver atrás. Lamentablemente existen personas que vuelven atrás después de haber andado en los caminos del Señor. Por un periodo están bien, se sienten bien, pero con el tiempo pasan de la tibieza al enfriamiento espiritual.

 

Hasta aquí, podríamos decir que caminan en el filo del precipicio, pero aún es posible volver y ser restaurados con cierta facilidad. Pero si deciden continuar, con su alejamiento, el pecado se enseñorea nuevamente de sus vidas, y entonces; se cumple lo que Jesús dijo. El espíritu inmundo que salió, toma una decisión. Y dice; “Volveré a mi casa de donde salí” y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. (La obra perfecta realizada por la palabra y el Espíritu Santo)

 

Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Como podrás comprender, este es el resultado final que les espera a las personas que se descuidan y no se arrepienten, ni se vuelven a Cristo. 

 

Bendiciones de lo alto.

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